Escultura efímera

Las vacaciones cuestan, se disfrutan y se terminan, como este dragón de arena: un artista devorado por una obra que durará solo unas horas.
Feliz regreso.

Ljubljana, capital de Eslovenia

Según la leyenda local, los fundadores de Ljubljana se establecieron junto a una ciénaga donde vivia un enorme dragón. Hoy lo encontramos en el escudo de armas y en un pilar en el principal puente de la ciudad, en forma de majestuosa escultura de cobre.
Y allí se dice que cuando una virgen cruza el puente, el dragón bate sus alas con fuerza...

Rue du Dragon, París

En una zona muy animada de París, entre el Boulevard Saint-Germain y el Boulevard Raspail, se encuentra la calle del Dragon.
Allí están el Hotel du Dragon, el Café du Dragón... y un pequeño dragoncito con alas y cola enroscada que trepa por el primer piso del edificio que hace esquina con la calle Grenelle.

El Rathaus de Saarbrücken

El Ayuntamiento de la ciudad alemana de Saarbrücken es un bonito edificio neogótico de finales del siglo XIX.
En una de las esquinas, un guerrero con lanza parece querer expulsar a un dragón con alas y cola con punta de flecha que trepa por la fachada.
Es posible que represente la escena de la saga de los nibelungos donde Sigfrido mata al dragón.

Dragones rojos de Gales

El dragón rojo es la figura central de la bandera de Gales, de su escudo, de sus equipos deportivos... Simboliza para los galeses la lucha contra los invasores sajones, y tiene su propia leyenda, en la que vence a un dragón blanco.
Este, con alas en punta y lengua de flecha, lleva en la mano una rueda dentada. Se encuentra en el tejado del edificio principal de la Universidad de Cardiff, la capital galesa.

Lucha en Versalles

El Estanque del Dragón está en los jardines del Palacio de Versalles. En el centro hay un espléndido dragón dorado, musculoso y con grandes alas membranosas, en el momento de ser atacado por cuatro niños armados con arcos y tal cara de mala leche que dan ganas de que se líe a zarpazos con los infantes.
Esta fuente formaba parte de los 'juegos de agua' de los jardines, con chorros de 25 metros de altura. Fue realizada por los hermanos Marsy en 1667 y restaurada en 1889.

Chinerías en Barcelona

Frente al mercado de La Boquería, en la esquina de la fachada de un edificio art-decó, este dragón chino fue hace tiempo el anuncio de una tienda de paraguas.
La larga cola está enroscada en una barra, el cuerpo tiene escamas y plumas y los ojos son dos bolas azules.
En las garras traseras tiene un abanico, y con las delanteras sujeta una gran lámpara.
La tienda ya no existe, pero el dragón permanece en su esquina de las Ramblas.

Ladón, el guardián del Parque Güell

La puerta de la finca Güell, en Barcelona, es un dragón de más de cinco metros de envergadura en hierro de forja. Tiene grandes alas, escamas y las fauces abiertas mostrando una ondulada lengua y agudos dientes de hierro. La garra delantera izquierda se pone en movimiento al tensarse una cadena cuando se abre la verja.
La cola se reduce en espiral, con bolas metálicas con pinchos y termina con la forma de una antigua pica guerrera.
Esta puerta fue proyectada por Gaudí en 1885, y representa a Ladón, el guardían que nunca dormía, y vigilaba el Jardín de las Hespérides en la mitología griega.

A las puertas del Vaticano

La Via della Conciliazione de Roma es la larga avenida que lleva hasta la Basílica de San Pedro. Allí se encuentra el antiguo Palazzo della Rovere, del siglo XV, que ahora es el Hotel Columbus.
En la fachada, de color rojo, hay una maravillosa y discreta fuente adornada con un simpático dragón volador, que por el tamaño, el morro chato y la barriga redonda parece recién salido del huevo. El cachorro está en una hornacina, entre dos columnas, y mana agua potable.

En la piedra de Peñafiel

Peñafiel es un pueblo de Valladolid, en la Ribera del Duero. Tiene la estampa seca de los pueblos castellanos, esos de inviernos recios y veranos sofocantes, y es bonito en su simpleza. Es 'la piedra más fiel de Castilla', y no le faltan motivos de orgullo: el Castillo, la plaza del Coso, las iglesias...
En el pórtico principal del antiguo Convento de Santa Clara, ahora un hotel con un precioso claustro, hay un escudo de piedra muy erosionado, pero en el que vemos con claridad un dragón rampante con las alas extendidas y a punto de lanzar una furiosa llamarada.
Pequeño, poderoso, orgulloso, seguirá en la piedra muchos años más gracias a la restauración del convento.
Foto: Juan Carlos Para

Bienvenido a la galería

Bienvenido a la galería de las quimeras, donde poco a poco iré publicando fotografías de los dragones de nuestro mundo. Y si encuentras uno, cázalo para nosotros y lo publicaremos aquí.

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